Ser madre en la adversidad

Por Isabel Arriagada, voluntaria de Leasur

Ser madre es una tarea titánica. El día de la madre nos recuerda el valor de todas las mujeres que, con mayor o menor dificultad, enfrentan con vocación y genuino amor la labor de criar, cuidar y acompañarnos a nosotros, sus hijos e hijas. Hay un grupo de madres al que Chile le niega la posibilidad de ejercer este rol. Se trata de las madres encarceladas. Desde el embarazo y el parto hasta el momento de la crianza, estas mujeres se enfrentan a la más completa adversidad.

El encarcelamiento de mujeres en Chile ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos 10 años, particularmente a raíz de la modificación al tratamiento de delitos de droga que supuso el aumento considerable de penas para el tráfico y microtráfico de sustancias estupefacientes. Muchas mujeres, por encontrar en el tráfico la solución a sus problemas financieros han ingresado a un sistema penitenciario que no les ofrece respuestas integrales a sus precarias condiciones sociales. Esto es especialmente preocupante al pensar en un derecho de salud reproductiva.

Las mujeres encarceladas en Chile no cuentan con suficiente atención ginecológica. El proceso de embarazo transcurre tras las rejas y con escaso acceso a orientación, tratamiento, y atención médica. Dar a luz estando condenada constituye un momento de vulnerabilidad que envuelve el riesgo de ser víctima del más bestial tratamiento. Baste con recordar la situación sufrida por la comunera mapuche Lorenza Cayuhán Llebul. Cayuhán, con 32 semanas de embarazo, fue trasladada de urgencia –en taxi y engrillada– desde la cárcel de Arauco hasta las dependencias del Hospital Regional Guillermo Grant. En este lugar, fue diagnosticada de preeclampsia, un estado que aumenta la presión arterial de la mujer embarazada Debido a esto, se le trasladó -nuevamente engrillada- hasta el hospital Regional de Concepción, donde se confirmó el diagnóstico, y se ordenó una cesárea de urgencia. Ante la falta de camas en el Hospital Regional fue derivada -con grilletes una vez más- hasta la Clínica de la Mujer del Sanatorio Alemán de Concepción. En esta clínica Lorenza dio a luz a su hija Sayén Nahuelán, engrillada de pies y en presencia de funcionarios masculinos de Gendarmería.

Las madres de lactantes o niños/as menores no cuentan con mejores condiciones tampoco. Actualmente en Chile, dentro de la población privada de libetad existen 171 embarazadas y madres con hijos/as dentro de las 30 secciones materno-infantiles de las unidades penales del país. Las condiciones de crianza en las cárceles son precarias. El sistema penitenciario no asegura una correcta alimentación a las madres lactantes que les permita producir leche materna en cantidad y calidad adecuada, ni cuenta con la capacidad para que las madres ejerzan la crianza de manera digna. La situación se vuelve aún más dramática si consideramos que los niños o niñas, cuando cumplen dos años, deben abandonar a sus madres y encontrar a un cuidador en libertad. Dada la ausencia de redes de apoyo,  generalmente quedan al amparo de abuelas o tías que no cuentan con los recursos para llevar a cabo la crianza. El sistema no asegura que, una vez separados de sus madres, esos niños y niñas reciban atención ni tratamientos adecuados. Por lo mismo, la solución de separarles de sus madres arriesga perpetuar el círculo de la delincuencia. La situación resulta aún más paradójica si consideramos que estudios internacionales aseguran que mantener a los niños con sus madres –aun en centros penitenciarios– resulta más beneficioso que promover la ruptura del vínculo.

El proyecto de “Ley Sayén” impulsado por ONG Leasur y otras organizaciones de la sociedad civil, promueve que madres e hijos/as puedan desarrollar y fortalecer su vínculo en condiciones óptimas. Proponemos que madres e hijos/as puedan desenvolverse en libertad, no obstante la sanción impuesta a la primera por sus hechos delictivos, la que se suspendería en el intertanto el niño o niña cumpla 3 años, de forma tal que su desarrollo en la trascendental etapa de la primera infancia no se vea mermado por la falta de su madre o las rejas que lo/a encierren junto a ella. Los niños y niñas merecen esa segunda oportunidad. Sin embargo, dada la impasividad de la clase política, el proyecto aún no ha sido discutido en el Congreso. ¿Qué estamos esperando?

Feliz día de las madres, en libertad o privadas de ella.

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