Punta de rieles: la cárcel de los presos

 

Por Sergio Faúndez A.

Director de LEASUR ONG

El día viernes 23 de junio del presente año, asistí al lanzamiento de la nueva Fundación Latinoamericana de Estudios Penitenciarios (FLAEP), en Montevideo, Uruguay.

Allí, luego del discurso de su Director, Jaime Saavedra, y del Ministro del Interior uruguayo, Eduardo Bonomi, los representantes de los distintos países pasamos a exponer la realidad carcelaria en Colombia, Argentina, Paraguay, Chile y, por supuesto, Uruguay. La representación de la voz local recayó sobre don Luis Parodi, de vasta trayectoria en materia penitenciaria y Jefe de la Unidad de Punta de Rieles.

Con soberbio pero simpático desplante, el “Negro” Parodi, como lo apodaban aquellos expositores que le conocían de años, reflexionó acerca de la constante política del aumento de castigo y construcción de nuevos penales. Su comentario lo hizo luego de que el Ministro Bonomi señalare campante que la solución al problema de hacinamiento en las cárceles uruguayas era la construcción de una nueva cárcel de máxima seguridad, en conjunto al sector privado. Este nuevo centro penitenciario, conocido como PPP por su inédita “participación público-privado”, albergaría a dos mil presos buscando hacer frente al actual déficit de, al menos, mil plazas.[1]

Luego de la conferencia, fui invitado a conocer en terreno la experiencia carcelaria de la Unidad N° 6 de Punta de Rieles junto a Daniela Rodriguez, subdirectora de la Unidad Penitenciaria.

A la entrada de la cárcel uruguaya, luego de pasar un único control de acceso, entramos a un lugar abierto con caminos y pequeñas casitas. El panorama actual de esta antigua cárcel para presos políticos, es como el de un pequeño barrio con mucho movimiento de personas que van y vienen. La mayoría de tenida informal y unas pocas personas con poleras de color púrpura. Ahí me señalaron que estos últimos eran los llamados “funcionarios penitenciarios”, hombres y mujeres civiles con formación profesional diversa que postulan para trabajar en la cárcel como monitores de intervención. Acompañan a los presos, hacen informes y participan de la vida al interior de Punta de Rieles. Fuera de la polera distintiva, no tienen mayor uniforme ni mucho menos se encuentran armados. Fuera de ellos, y los pocos militares apostados en las garitas por fuera del perímetro de la cárcel, en Punta de Rieles no hay más que presos.

“Yo no entiendo por qué se asombran tanto con la idea de Punta de Rieles cuando es tan sencilla: que la cárcel se parezca lo más posible a la realidad”, señaló Parodi en su exposición, y así era lo que era mostraba la prisión: un lugar abierto, sin policías, donde los hombres acudían diariamente a su estudio o trabajo. Lo interesante, es que no se obligaba a nadie a hacerlo.

Fuera del despacho del Director, austero y siempre abierto a todos los presos, conversé con uno de ellos acerca de la vida en Punta de Rieles. Adrián, junto a otros 20 presos, participaba de una compañía de teatro que había presentado dentro y fuera de la cárcel en múltiples oportunidades, llenando las salas y con muchos proyectos por delante.[2] “¡Vos sos un facho!”, le habría gritado Parodi en una de las tantas discusiones, cuando al preso se le ocurrió proponer que la educación fuera obligatoria en Punta de Rieles. “Cómo se te va a ocurrir que voy a obligar a la gente a hacer algo contra su voluntad”.

De todas formas, tal como me comentaban funcionarios y presos, los que no trabajan ni estudian son los menos, y tampoco se les permite mantener esa vida desocupada durante mucho tiempo. Quienes entran y están dentro lo entienden y se acoplan al funcionamiento de Punta de Rieles. La otra alternativa es volver a su cárcel de origen, como el Complejo Penitenciario de Santiago Vásquez (conocido como COMCAR), la cárcel más grande en Uruguay y con mayor población penitenciaria, que hace pocos días nos sorprendía con la noticia de presos absolutamente desnutridos que permanecían escondidos en sus módulos, cuyos compañeros se quedaban con la comida del rancho que les era repartida.[3]

Quienes llegan a Punta de Rieles pasan un mes por la “Barraca 10”, el único módulo en el que permanecen encerrados y que van siendo liberados a la vida de esta cárcel de forma progresiva. Es el lugar donde el Director hace el rayado de cancha para los presos: sin peleas, sin cuchillos y a buscar en qué ocuparse. Allí, Luis Parodi conversa directamente con ellos, les explica el funcionamiento y fija los límites.

Así los presos nuevos deben ir a buscar por ellos mismos el lugar donde dormir, dentro de las 15 barracas que existen y que albergan actualmente a unos 650 presos. También deben superar problemas anteriores con otros reclusos e interactuar en un ambiente distinto al de la cárcel de donde provenían. “Acá vos tenés un problema con algún muchacho que traes de otra parte, del barrio o del penal, y sabés que se soluciona en otro lado. Pero no aquí, en Punta de Rieles nos arreglamos conversando” me contó otro preso que me mostraba su habitación.

Además de encontrar su espacio para dormir, deben encontrar algún emprendimiento en el cual trabajar, dentro de los más de 40 que existen al interior de la cárcel. Estos son absolutamente variados, y van desde una biblioteca amoblada en un bus escolar abandonado, pasando por jardín botánico,  peluquerías, casas de tatuajes e incluso un criadero de conejos.

La gran mayoría de estos emprendimientos se desarrollan en pequeñas casas que son edificadas por ellos mismos, con materiales fabricados también al interior de la misma cárcel. Julio, a cargo del emprendimiento de la “bloquera” (lugar donde se arman bloques de cemento), me contó cómo habían ayudado a construir más de 100 casas en la ciudad de Dolores, tras un tornado que azotó la costa uruguaya el año 2016.

Martín, dueño de uno de los emprendimientos de panadería, contaba con 140 trabajadores. Todos presos, tal como él lo fue en su momento. Ahora, con la condena cumplida, acude diariamente en su silla de ruedas a Punta de Rieles para administrar el negocio. Divididos funcionalmente, los presos producían unos 10.000 panes diarios, ofreciendo sus productos al mercado “de afuera”. Tal ha sido el crecimiento de este emprendimiento que las demás empresas panificadoras (incluida la gran Bimbo), denunciaron a la Intendencia de Montevideo el impacto negativo que les estaba provocando la entrada al mercado de este negocio de los presos, demostrando la capacidad de desestabilizar el mercado a través de mano de obra cautiva.

Al igual que Martín, quienes querían comenzar un emprendimiento dentro de Punta de Rieles podían adquirir los materiales dentro de la misma cárcel y a un precio considerablemente inferior al que existe afuera. Para ello, quienes no podían pagar por sí mismos el capital inicial que exige iniciar un emprendimiento, existe un sistema de financiamiento a través de una cooperativa, denominada Fondo de la Tesorería, la cual es administrada por los mismos presos. Cada emprendimiento, de manera mensual, paga un porcentaje a este Fondo, el cual otorga préstamos sin interés a aquellos presos que quieran iniciar un emprendimiento, para luego efectuar descontar mes a mes el empréstito otorgado.

Sobre esto, se hacen rendiciones de cuentas de forma periódica y una vez al año se reúne Punta de Rieles en pleno para evaluar el funcionamiento del recinto penal y proyectar el enfoque del año siguiente.

A tal instancia acude la Jefatura de Unidad, los monitores penitenciarios y, por supuesto, los presos. Allí debaten, plantean problemas, inquietudes y aquellas cuestiones que generan desacuerdo. Allí, por ejemplo, a Adrián le plantearon que tomaba mucho protagonismo en las actividades que participaba además del teatro, sin dejar espacio para que otros compañeros se pudieran desarrollar. A pesar de lo que él mismo pensaba, tomó muy bien esta crítica lo que le ha permitido desenvolverse de mejor manera con el resto de sus compañeros. Así, de forma mancomunada, entre funcionarios y privados de libertad, adoptan acuerdos que, en definitiva, terminarán por afectar la vida cotidiana de ambos.

Mientras recorría esta cárcel pensaba en el nuevo recinto penitenciario ”PPP” que comentaba el Ministro Bonomi, instalado finalmente a un costado (literal) de Punta de Rieles, dejando una paradójica imagen cargada de un profundo simbolismo entre la vieja y la nueva forma de hacer las cosas. Caminaba y no podía dejar de hacerme la pregunta: ¿por qué esta cárcel funciona? Acompañado de Fernando Ávila, abogado argentino que actualmente investiga el funcionamiento interno de Punta de Rieles desde la óptica de la distribución del poder al interior de las cárceles, intentaba dar respuesta a esta interrogante sobre la base de sus observaciones. Pero no era suficiente. No funciona porque los presos que están en Punta de Rieles sean los mejores presos del Uruguay, tampoco es que haya una selección de las mejores conductas en las cárceles restantes, ni existe un protocolo estricto sobre el procedimiento de ingreso a este recinto. Mucho menos se trata de una cárcel con un gran presupuesto, ni es que exista en el país una generalizada conciencia sobre el dilema penitenciario que se refleje en autoridades políticas empáticas al tema.

Punta de Rieles se mantiene, bajo mi humilde apreciación, primero gracias al trabajo honesto y dedicado de su equipo a cargo, pero también, y en gran parte, a los mismos presos y la forma de vida que pretenden llevar ahí dentro. En conclusión, Punta de Rieles es lo que es gracias a los presos que allí cumplen condena.

Comentando lo anterior con Mario Juliano, juez penal argentino, él señalaba, muy correctamente a mi parecer, que Punta de Rieles viene a graficar la necesidad de replantear el trabajo al interior de las cárceles, reorientándolo a un empoderamiento efectivo de los presos y presas como dueñas de su propio destino. El diagnóstico es que debemos salir de los rígidos límites propios de la institucionalidad y el marco legal, para abocarnos a lo que realmente importa: que los presos asuman por sí mismos parte de  la responsabilidad del mejoramiento del sistema penitenciario. Sin depositar la confianza en ellos y ellas, ni considerar su rol como protagonista en el debate del sistema actual, ningún cambio estructural podrá ser llevado a cabo.

[1] http://www.subrayado.com.uy/noticias/68645/nueva-carcel-de-maxima-seguridad-en-punta-de-rieles-esta-90-terminada

[2] http://www.elobservador.com.uy/presos-encararon-adolescentes-infractores-una-obra-teatro-n1002117 , https://ladiaria.com.uy/articulo/2016/6/hacer-de-tripas-corazon/

[3] http://www.elpais.com.uy/informacion/comisionado-constato-desnutricion-varios-presos.html , http://www.teledoce.com/telemundo/nacionales/autoridades-afirman-que-desnutricion-de-presos-del-comcar-se-debe-a-abusos-entre-reclusos/

Compartir: