En el marco de la conmemoración de los cinco años del incendio de la cárcel de San Miguel, y en un esfuerzo por visibilizar las inhumanas condiciones en que viven los reclusos en las prisiones chilenas, ONG Leasur colaboró con ONG 81 Razones en la organización de un acto familiar en memoria de las 81 personas que murieron el ocho de diciembre del año 2010.
Las actividades comenzaron el día domingo seis de diciembre, con la confección de un mural a las afueras del recinto penal. En esta tarea colaboró el muralista Luis Gutiérrez, de la Brigada Ramona Parra. El objetivo de la obra, a petición de las familias de los fallecidos, fue reconfigurar el mensaje que se encontraba en los muros frente a la cárcel. Para ello se pintaron imágenes que transmitieran una mirada de esperanza a las mujeres que hoy cumplen una condena en el recinto de San Miguel.
El lunes 7 de diciembre, a las afueras de la cárcel de San Miguel, se realizó una extensa vigilia en honor a las personas fallecidas hace ya cinco años. El acto comenzó con una misa ecuménica para las familias al interior del establecimiento penal. Posteriormente se realizaron actividades infantiles que consistieron en la entrega de globos y la elaboración de un mural coloreado por los niños, tarea en la que se contó con el aporte de la artista plástica Amaranta Espinoza. En paralelo, sobre las rejas que demarcan el perímetro del recinto, los familiares de los internos fallecidos pegaron 81 corazones en honor a sus seres queridos, junto con fotos, velas y lienzos. A las veinte horas comenzó una tocata con artistas que entregaron su apoyo a las familias. La actividad contó con la participación de Gepe, Tea Time (Camilo Castaldi, ex Los Tetas), Los Tristes, Franz Mesko, Doctor Pez, San Cayetano, Lautaro, Trío Memorial, Lautaro Llancaqueo, Franco y su Combo, Cristian Opakon, entre otros, quienes hicieron cantar y bailar a los asistentes. En este acto se dio lectura a una serie de cartas y saludos de las familias.
A medida que el tiempo avanzaba y se acercaba el día ocho de diciembre, comenzaron a oírse golpes de barrotes y se hicieron visibles lienzos desde el interior de la cárcel de mujeres; las internas elevaron al cielo 81 globos blancos a las doce de la noche. Al mismo tiempo, César Pizarro, de “ONG 81 Razones”, procedió a nombrar a cada uno de “los 81” y a dar algunos saludos y mensajes relacionados con la tragedia.
La presencia de los familiares de quienes murieron en el incendio resultó fundamental en este quinto aniversario de una de las mayores tragedias que haya ocurrido en las prisiones chilenas. A través de sus testimonios es posible acercarse a la historia de vida de cada uno de los fallecidos.
Gina Alarcón, madre de Fernando Reyes, uno de los reclusos que murió ese día, indicó que su hijo tenía solo 20 años el día del incendio. «Estaba lleno de vida e iba a salir pronto de la cárcel, si no fuera por el incendio…», dijo Gina.
Ana Ossandón, madre de Leonel Flores, quien el día del incendio tenía 21 años, no solo expresa tristeza, sino también una profunda indignación con el Estado chileno. Ese día señaló: «Un preso muere, y muere nomás. No hay justicia para él. En cambio, con el rescate de los 31 mineros, el gobierno y los medios, ahí sí se preocuparon», agregó enfáticamente.
Como ONG Leasur, esperamos que en el futuro no se repitan hechos como los del día ocho de diciembre del 2010, y que el Estado chileno decida hacer frente a las deficiencias y atrocidades que siguen ocurriendo al interior de las cárceles de nuestro país.