El día 29 de octubre, Álex Choquemamani, investigador de ONG Leasur, participó en el IV Congreso Nacional de Filosofía, instancia que convocó a catedráticos e investigadores de diversas ramas de esta disciplina. Álex formó parte de una de las mesas temáticas de la actividad, dedicada a la discusión en torno a temas actuales de filosofía política. Su exposición se tituló «La sexualidad en las prisiones. Un análisis desde el concepto de dispositivo de poder de Foucault».
La ponencia fue el resultado de una investigación en la que analizó los diversos problemas que acarrea el desarrollo y ejercicio de la sexualidad en las prisiones, estableciendo una mirada analítica comparada entre Chile y Perú. Todo esto, bajo el aparato de la teoría del poder acuñada por Michel Foucault.
En términos sustantivos, el autor recalcó que actualmente Gendarmería impone de manera arbitraria requisitos que no se contemplan en la ley para que las mujeres privadas de libertad puedan ejercer su derecho a la sexualidad. Entre ellos, destaca la necesaria observancia de buena conducta, el uso de métodos anticonceptivos, y contar con pareja estable. Esto denota, cómo la autoridad penitenciaria ejerce su poder más allá de los límites establecidos en la ley, y sobrepasa sus funciones de seguridad y vigilancia sobre los recintos penales, afectando los derechos de los individuos de manera discrecional. La situación se agrava al considerar que la institución es más flexible con la población penal masculina a la hora de autorizar las visitas íntimas.
Fuera de este enfoque de género, Gendarmería concibe las visitas como un beneficio para el condenado, y no como un verdadero derecho. E incluso desarrolla sobre los internos un verdadero poder moralizante, por cuanto las autorizaciones suelen entregarse solo en aquellos casos en que el ejercicio del acto sexual importa fines de unión familiar. Con ello, se desconoce el derecho a la autodeterminación de todo individuo en el desarrollo de su sexualidad. La autoridad penitenciaria no posee facultades legales para determinar la forma en que los sujetos desarrollan su autonomía sexual; se trata entonces, a todas luces, de un mero ejercicio de poder sobre el cuerpo de los condenados.
Finalmente, y como destaca el investigador: «Recurrir a otras disciplinas, como la filosofía política, me permitió analizar con un enfoque crítico ciertos problemas carcelarios, como el de la sexualidad».